Junta Histórica

Viejo es el viento, y sigue soplando

Hoy se cumplen 23 años del debut en Primera División de Fabián Cubero. Un guerrero que no traiciona a su condición, y sigue peleando.

Una imagen que simboliza a Cubero. La cinta, el 5 y la sangre dejando todo.
Por Junta Histórica

Roberto Mano de Piedra Durán, el boxeador multicampeón, una leyenda de la vida y sobre el ring, es el autor de esa famosa frase, que le calza a medida al Poroto. Aún ante la adversidad en este tramo final de su carrera, Cubero entrena a diario... para seguir soplando.

Fabián Alberto Cubero nació en Mar del Plata el 21 de diciembre de 1978.

Se formó como futbolista en Almagro, Kimberley y Aldosivi, entidades asentadas en su ciudad natal. El marplatense arribó a Liniers en el 96 por sugerencia del Preparador Físico Julio Santella (en el 93, acompañado por dos amigos, vino a probarse al Club y fue "rebotado" por exceso de jugadores en el puesto) y se puso a las órdenes del cuerpo técnico de Carlos Bianchi, pero se estrenó en la máxima categoría, con la venia del entrenador Osvaldo Piazza, el 17 de noviembre de 1996, por la 13ª fecha del Apertura, en el marco de una derrota por 2 a 0 ante Estudiantes de la Plata en el Amalfitani. 

Esa tarde Vélez alineó a Cavallero; Zandoná, Banegas, Franco y Williams; Cubero, Galeano, Rivero, Mauro Cantoro; Asad y Cordone. Junto al polifuncional oriundo de Mar del Plata, en aquella jornada, hicieron su bautismo en el profesionalismo Rodrigo Marangoni, Ariel Ércoli y Diego Trotta; los platenses alinearon en su XI al actual entrenador del Seleccionado nacional, Lionel Scaloni, su compañero en el Mundial malayo. El hombre récord contó que ?en ese partido debutamos muchos chicos. Era un equipo alternativo porque se estaba jugando la final de la Supercopa. Me acuerdo de los nervios previos. En la semana, mientras se planificaba la final, se hablaba mucho de los debuts. Después estaba ansioso por saber si era convocado o no. En Cuarta División jugaba como volante por derecha, como ese día. Tuve la suerte que ese año en inferiores el técnico era Piazza y justo agarró cuando se fue Bianchi. El me dio la primera oportunidad?, recordó el mediocampista devenido en defensor.

Cubero se afirmó y no abandonó la formación titular a partir de 1998. En su trayectoria que supera los cuatro lustros como jugador de Vélez, el nacido en La Feliz conformó y convenció por sus condiciones, su capacidad física y su lucidez para leer el juego, a técnicos de variados estilos como Marcelo Bielsa, Eduardo Solari, Julio Cesar Falcioni, Eduardo Luján Manera, Salvador Calvanese (interino), Oscar Tabarez, Carlos Compagnucci, Edgardo Bauza, Carlos Ischia, Alberto Fanesi, Miguel Ángel Russo, Ricardo La Volpe, Pedro Larraquy (interino), Hugo Tocalli, Ricardo Gareca, José Flores, Christian Bassedas, Omar De Felippe, e integró en un puñado de ocasiones el elenco inicial diseñado por Gabriel Heinze.

Su primer gol lo convirtió el 25 de octubre de 2002 (Apertura, 14ª fecha), cuando a los cinco minutos abrió el marcador en un triunfo frente a Gimnasia por 3 a 1. Su último grito se registró 27 de noviembre de 2017 cuando, por la 10ª jornada de la Superliga, quebró el cero en una victoria ante Olimpo por 3 a 0.

Convocado por José Pekerman integró el plantel que se consagró Campeón Mundial Juvenil en Malasia 1997. El legendario futbolista velezano disputó el partido final ante el representativo uruguayo.

Transferido a los Tigres de la UANL en 2007, el padre de Indiana, Allegra y Sienna viajó al país azteca y se alistó en los Felinos  una temporada y media, lapso tras el cual volvió para continuar su carrera en nuestra institución.

Durante su extenso derrotero en Vélez se colgó en su cuello siete medallas locales. Actuando como volante derecho, mediocampista centro, marcador de punta derecho o zaguero, consiguió cuatro torneos Clausura (1998, 2005, 2009, 2011), el Inicial 2012, la Superfinal 2012/13 y la Supercopa 2013. De esta manera se transformó en uno de los escasos futbolistas en lograr títulos nacionales en tres décadas diferentes.

El 30 de septiembre de 2012, jornada en la que Vélez tropezó ante Colón por 4 a 2 en Liniersel abanderado del temperamento, alcanzó el récord de 457 presentaciones en defensa de la V azulada, marca que ostentaba desde 1987 Pedro Larraquy, guarismo que superó la semana siguiente frente a Newell´s en Rosario.

Hasta el presente Fabián Cubero marcó 17 tantos y recibió en 26 ocasiones la tarjeta roja (20 en certámenes AFA y 6 en torneos internacionales), y dejó atrás, con 21 expulsiones, a próceres de este rubro como Roberto Trotta y el fallecido Edgardo Prátola.

El viernes 18 de octubre de 2013, cuando asomó la cabeza y el dorsal ?5?por la boca del kilométrico túnel y pisó con sus botines el césped del Cilindro de Avellaneda para batallar con Racing por el 12ª capítulo del certamen Inicial, Cubero completó los 500 partidos como profesional, inscribió su apellido en la exuberante bibliografía del fútbol criollo y engrosó, junto a un puñado de celebridades como Ricardo Bochini, Hugo Gatti o Roberto Telch, la nómina de jugadores que alcanzaron y superaron ese escollo numérico.

Hoy, el legajo de Fabián Cubero denuncia 515 compromisos por Torneos locales, 117 por Torneos internacionales y 10 por Copas nacionales, 632 presencias, cifra que lo ubica en el séptimo lugar en el listado de jugadores con mayor cantidad de cotejos disputados en los casi noventa años de vida profesional del deporte más popular de la Argentina, detrás de Hugo Gatti (819), Ricardo Bochini (714), el Mono Navarro Montoya (683), Carlos Biasutto (665), Roberto Telch (655) y Ubaldo Matildo Fillol (644). Otro dato estadístico: el dueño del dorsal ?5?ocupa el segundo peldaño entre los jugadores que usaron una sola casaca en sus carreras, debajo de Bochini (714 en Independiente) y por encima de Oscar Garré en Ferro. El histórico emblema fortinero trituró otra marca, es el futbolista de campo más longevo que se ha calzado nuestra camiseta.

Activo, vigente, bendecido por la genética en su condición física que solo le ha jugado una mala pasada en este segmento epilogar de su trayectoria, serio en lo profesional como pocos, estas últimas dos características han resultado pilares fundamentales para sostenerse durante tanto tiempo en el máximo nivel competitivo. Sus méritos futbolísticos para permanecer han sido: inteligencia y disciplina táctica, sangre y sudor. Si veinte años no es nada, veintitrés son muchos, en una profesión donde la competencia individual es permanente, la crítica es cruel y las lesiones pasan factura.

Hace pocos días confirmó el 29 de febrero de 2020 como fecha escogida para que los hinchas puedan rendirle tributo a su recorrido sin máculas como jugador velezano. Antes, si el técnico lo dispone y le da minutos en alguno de los cinco cruces finales de la Superliga, se convertirá en el único futbolista de la historia del balompié local en disputar encuentros en cuatro décadas diferentes.

Otra cucarda para engalanar la pilcha con la V azulada, desbordada de medallas, del mítico capitán.


EL COMIENZO DE LA LEYENDA

 

VÉLEZ SARSFIELD 0: Pablo Cavallero; Flavio Zandoná (60´Ariel Ércoli), Héctor Banegas, Gustavo Franco, Leonardo Williams; Rubén Rivero, Cecilio Galeano, Fabián Cubero (89´Diego Trotta), Mauro Cantoro (68´Rodrigo Marangoni); Omar Asad, Carlos Cordone. DT: Osvaldo Piazza. Suplentes: Sergio Goycochea, Darío Husain.

ESTUDIANTES (LA PLATA) 2: Carlos Bossio; Ariel Zapata, Pablo Quatrocchi, Juan Azconzábal, Ricardo Rojas; Lionel Scaloni, Jorge Priotti, Sergio Catán, Gastón Córdoba; Fabio Nigro (75´Fabián Biazotti), Martín Palermo (88´Cristián La Grotteria). DT: Daniel Córdoba. Suplentes: Andrés Noguera, Gustavo Raggio, Martín Fúriga.

Estadio: José Amalfitani
Ärbitro: Humberto Sergio Dellacasa.
Goles: PT: 23´Gastón Córdoba (p), 38´Fabio Nigro.