Esperar vale la pena muchas veces, por no decir siempre. Y sino, pregúntele a Thiago Cruz Fernández (3-4-2004, CABA), ese volante diestro de muy buen manejo de pelota pero "menudito" en su contextura física hasta hace unos pocos años, condición que le impedía jugar con frecuencia en Juveniles. Hoy, en medio de una temporada inolvidable, llegó a un acuerdo con Vélez al sellar su primer vínculo profesional que se extiende desde el 1-10-2021 hasta el 31-12-2023. 

Thiago tiene 17 años y en 2021 comenzó a demostrar sus condiciones de enganche rápido y versátil, prolijo en el traslado y "picante" en la gambeta corta. Forma parte de la Sexta División y allí jugó cuatro partidos en los que marcó idéntica cantidad de goles. El nivel de este jugador que suele usar la 10 en la espalda, prendió las alertas en La Fábrica: el pibe estaba para ser probado más arriba, justo en la madurez de una edad incipiente donde se empieza a vislumbrar lo que pronto podría llegar a ofrecer en el fútbol grande. Desde la coordinación que encabeza Guillermo Morigi y en diálogo con los entrenadores, se decidió que suba a Quinta (5 PJ y 2 goles) y finalmente, la frutilla del postre: debut en Reserva ante Unión el pasado 3 de septiembre, divisional en la lleva dos partidos y un total cinco citaciones de la mano de Julio Vaccari.

"No me lo esperaba este momento porque el año lo arranqué jugando en Sexta y de pronto pasé a entrenar con el Reserva. Debutar ahí fue hermoso y eso que yo apuntaba a jugar en mi categoría y después subir. Haberlo hecho con la 2003 (Quinta), una categoría histórica de Vélez, me gustó mucho y me sirvió porque yo quería mostrarme", comentó Fernández en medio de un día que nunca olvidará. Al respecto, señaló: "las sensaciones son todas las que se pueden tener por este momento que estoy viviendo. Vélez es un club muy lindo, siempre me ayudaron en todo desde que llegué, incluso cuando no jugaba".

Como es menor de edad lo acompañaron sus padres, Daniel y Verónica, que también debieron poner sus firmas en el acuerdo contractual. Y sus hermanas mayores, Danila y Delfina, no podían perderse este momento para darle forma a una emotiva jornada en familia.

Todo está pasando muy rápido en la vida de Thiago. Cualquiera puede marearse con los saltos de Categoría, no obstante se mantiene tranquilo y seguro mientras recuerda su historia en la Institución: "Llegué en 2014. Hice los tres años de Infantiles donde también jugué en Liga Metropolitana incluso hasta Octava en Juveniles. Alternaba poco en AFA pero este año el Técnico de la Categoría (Hernán Manrique) me dijo que quería verme bien, por eso no quedaba otra que mentalizarme en dar todo y me puse bien físicamente entrenando todos los días doble turno", recuerda. 

Mientras culmina el secundario y planea seguir la carrera universitaria de Kinesiología, tiene con qué para ilusionarse con lo que viene. Al compás de sus gambetas, jugando donde le digan absorbe experiencias que son muy fértiles para su porvenir. Sabe bien que un primer contrato no es todo, pero sí el espaldarazo suficiente para empezar a demostrar lo que se espera de este prometedor enganche, el mismo que hace un tiempo no jugaba porque era muy chiquito y ahora, con su 1,76 metros y 67 kg, planea no detenerse y devolverle a Vélez todo lo que le brindó desde su arribo.