Diciembre es mes de festejos y reuniones que anticipan un balance de año. La amistad, el amor, suelen cobrar protagonismo en la treintena de días que culminan con la Navidad y el Año nuevo. En el caso de Vélez, arranca diciembre con un festejo inmaculado: la celebración del equipo Campeón Intercontinental en Tokio y siempre, pero siempre, festejar los logros que nos hicieron felices para todos los tiempos, es un ritual que no puede eludirse. Sobre todo si solamente 28 Clubes en el globo terráqueo comparten la misma condición.

La Noche de los Vitalicios sirvió para obrar en consecuencia. Y la Confitería del Hall Central fue el lugar elegido para reunirse el sábado por la noche. El área comandada por Carlos Passarello y Jorge Grinstein vivió un momento muy especial donde primó la emoción y sentido de camaradería entre los socios más antiguos del club, esos que pagaron durante 30 años al menos y accedieron a la categoría en la que la fidelidad tiene su premio eterno.

Pasadas las 20:30hs comenzó la velada. Los Vitalicios arribaron a su casa a la espera que el corazón vibrara más fuerte con el correr de las horas. La vigilia del 1° de diciembre estuvo matizada con un excelente servicio gastronómico (entrada, plato principal y postre) ofrecido por la Confitería y su siempre predispuesto personal. Variados sorteos (termos, indumentaria oficial, vouchers gastronómicos y de servicios y dos Camisetas de Vélez) fueron amenizando el encuentro e incluso la presencia de Francomilenio con su show de magia, ilusionismo, humor e imitaciones, le dieron el marco deseado a la espera que el reloj marcara las 12.

El Presidente Sergio Rapisarda asistió al evento y sus palabras estuvieron dirigidas en remarcar la importancia del logro conseguido hace 25 años. Pero claro, también en agradecerle a los Vitalicios "su compromiso ineludible con la Institución". Grinstein también habló en consecuencia: "Ser de Vélez es algo único, especial, y que aquellos que no saben de nuestra pasión, jamás lo van a entender. Estar juntos hoy acá es una ocasión para disfrutar todos juntos y también celebrar esa estrella dorada que sólo 28 clubes poseen".

Y se hicieron las 12. Una hermosa torta en homenaje a los Campeones del Mundo irrumpió en escena. Los socios explotaron en un solo grito: "Todos los momentos que viví" y en otro más también, al unísono para que se escuche bien fuerte "para ser grande hay que ser Campeón Mundial". El cierre ideal para empezar un día de festejos, donde la gloria cosechada en Japón hace un cuarto de siglo también tuvo su protagónico lugar en La Noche de los Vitalicios.