Acompañado de su esposa Fiorela y del pequeño Salvador, Agustín Bouzat se hizo presente en el segundo piso de la sede esta tarde para ampliar el tiempo de su vigencia contractual con el Club. Viene de ser unos de los puntos más altos del primer equipo en la pasada Copa de la Liga, reconvertido en mediocampista y metiéndose de a poco en la formación inicial luego de jugar un año y medio en Chile.

Su perfil bajo no cambia, tampoco ese andar tan parejo y rendidor cuando juega. En sentidas palabras detalla lo que significa este presente en Vélez: "Le agradezco a cada persona que forma parte de este club porque me hacen sentir cada día muy cómodo. Me siento en un momento particularmente completo, en lo futbolístico, familiar y personal, y estando así es más fácil mostrar la mejor versión de uno. Muy contento con el presente del club, del equipo; queremos mantener el desafío de poner a Vélez donde merece".

Lejos de los flashes que muchas veces alumbran de más, Agustín siempre va para adelante. Juega, mete, corre, marca, levanta la cabeza y sigue camino. Entiende a la perfección el juego, y mucha más parado desde el centro de la cancha: "El tiempo en sí es parte fundamental de este cambio de rol. Antes era más vertical y a medida que pasan los años se va haciendo más difícil. Me gusta asociarme, buscar juego colectivo y agregar mayor estrategia en defensa. También el grupo hace que las cosas me resulten más fáciles".

A propósito del plantel, muestra un ascendente rol con los más jóvenes. Y al respecto dice: "Por idiosincrasia, Vélez es un equipo donde el salto de calidad y la jerarquía llega a través de los más chicos, por lo menos desde que estoy yo. Poder acompañar el proceso de cada uno me encanta, sumado a que aprendo de ellos cada día. Verlos triunfar me alegra mucho".

En sintonía completa dentro y fuera de la cancha, el Chiqui apuntala su presente y se ilusiona con ir en busca de esa estrella que el Club anda buscando: "El sueño que tengo es coronar un campeonato. Siempre dije que Vélez está para pelear cosas importantes y coronar algo sería la frutilla del postre".