El puntero de la Liga dejó pasar una excelente oportunidad de ampliar su ventaja en lo más alto. En un partido de final vibrante y abierto pudo sumar un solo punto ante Argentinos Juniors que lo deja sin dudas envuelto en bronca. Todo indicaba que el último grito sería fortinero, sin embargo el local alcanzó la agónica igualdad dejando en claro que el paso de Vélez por La Paternal tuvo más problemas que soluciones.
Los dirigidos por Gustavo Quinteros habían comenzado con ímpetu protagonista, parándose en campo rival durante los primeros 15 minutos con una particularidad que se repetería todo el partido: pelota dominada sin capacidad de generar daño.
Solamente una volea de Thiago Fernández que se fue alta fue resultó el intento más claro de la visita, en medio de una primera mitad donde Argentinos Juniors apostó a jugar fuerte, casi al límite del reglamento. Sebastián Zunino permitió que así pasara y recién sobre el final sacó una tarjeta roja para Kevin Coronel, a raíz de una violenta patada sobre Agustín Bouzat. Al descanso en ventaja númerica.
Tener un jugador más que el rival no implica necesariamente doblegarlo por completo. Hay una obligación de asumir el rol protagónico, el tema pasa por saber desnudar las falencias del contricante diezmado y Vélez nunca supo cómo. Sin jugar bien, con tenenecia de pelota y carente de profundidad, el equipo transitó el complemento y terminó jugando a lo que quería el local, porque Argentinos se fue cerrando cada vez más y con el ingreso de Jonathan Galvan terminó ganando altura para hacerse más fuerte en defensa.
Partido cerrado, de poco peligro en las áreas. No obstante, el fútbol suele mostrar esas circunstancias irreversibles que lo vuelven un deporte apasionante, porque en un abrir y cerrar de ojos todo puede cambiar y así fue como El Fortín pasó del éxtasis a derrumbarse por completo.
A los 90 minutos, ni Maher Carrizo ni Braian Romero pudieron perfilarse y rematar un centro atrás de Bouzat, en cambio la pelota le quedó a Agustín Lagos, quien logró sacar un fortísimo remate en medio de un mar de piernas para desatar la euforia que parecía perpetua.
En medio de una revuelta de reclamos de parte de Argentinos con el árbitro tras el 1-0, el partido se reanudó y el local salió a la carga para empatarlo. Con un hombre menos usó una vieja fórmula: lateral largo de Vega al área, Cordero la peinó y Fernando Meza no solo ganó una sino dos veces en el área chica: sin marca exigió a Marchiori quien había logrado desactivar el problema, aunque en el rebote el experimentado lateral no volvió a perdonar.
Sin saber bien cómo había había llegado a estar en ventaja, Vélez tampoco entendió de qué manera se le escaparon dos puntos increíbles. El tramo final de la competencia (restan 7 partidos) suele tener momentos como este, donde hasta los mejores se confunden. Si dejó algo positivo el empate, es que la diferencia con Huracán se mantiene en tres puntos con una fecha menos por jugarse. No hay que dormirse.
A levantarse y cambiar la cara, Fortín, que sigue dependiendo de nosotros la posibiliad de coronar esta larga historia. El próximo jueves en casa es la cita, para volver a sonreír y continuar paso a paso.